domingo, 16 de diciembre de 2007

UN FRÍO DÍA DE INVIERNO


Había una vez un niño huérfano llamado Marcelino que vivía en la calle. Un día Marcelino fue buscando refugio por las calles de Burgos y una mujer se apiadó de él. Lo llevó a su casa y le dio chocolate caliente en un tazón.
Marcelino se fue corriendo, pensaba que alguien se lo iba a quitar, pero se lo fue a beber y se quemó. Se le cayó el tazón y con una estalactita de nieve fue mojando el chocolate.
Entonces pensó que era una buena idea crear cosas parecidas pero de distintos sabores.
Cuando se hizo grande inventó una especie de garrotas de caramelo para hacer felices a los niños.
Desde entonces se regalan garrotes de caramelo.
AUTOR: Luis Molina Roque 4º A

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