lunes, 31 de marzo de 2008

EL LIBRO MÁGICO


En un pueblo llamado Bailén, en una calurosa noche del 19 de julio, sucedió algo muy especial.
En la biblioteca del pueblo, de pronto, se cayó un libro de las estanterías, se abrió y de él salió una gran luz. De repente, comenzaron a salir soldados con uniformes antiguos.
Todas las personas del pueblo estaban dormidas hasta que... ¡Pim, pum, pom! Se oían disparon de cañones, escopetas, etc.
Un niño llamado Luis, siguiendo la luz llegó hasta la biblioteca, se encontró el libro de la batalla de Bailén abierto y fue a leerlo. Las letras estaban, pero los dibujos no.
Cogió el libro, llamó a sus amigos y entre todos arrinconaron al batallón y lo empujaron contra el libro.
Después de que se metieran todos los soldados en el libro, le pusieron un candado y no volvieron a salir.
AUTOR: Luis Molina Roque 4º A

PEPE Y LAS GAFAS MÁGICAS


Érase una vez un niño llamado Pepe, que tenía ocho años, al que no le gustaba leer, ni quería leer, ni sabía leer.
Un día por la mañana fue a la casa de su abuelo Tomás. Su abuelo le dijo que por favor le leyera una carta que le habían enviado por correo.
Pepe le dijo a su abuelo que no sabía leer y entonces el abuelo decidió ir al desván para buscar sus gafas de culo de vaso.
Mientras que su abuelo buscaba las gafas, Pepe rebuscaba. Vio un cuadro y sintió cierta curiosidad. En él había pintadas dos tropas. Pepe no tardó en distinguirlas por los colores de la vestimenta. Era la tropa española y la francesa. En una esquina del cuadro había un letrero.
¡Qué desgracia la de Pepe que al no saber no pudo leerlo!
Como no podía leerlo le preguntó a su abuelo qué ponía en esa esquina. Su abuelo lo leyó. Decía: "Ocurrió en Bailén".
Pasado esto, Pepe siguió rebuscando y a los pocos minutos encontró unas gafas similares a unas de bucear. Se las puso y cuál fue su sorpresa que se vio inmerso en la mismísima batalla de Bailén. Allí observó a un muchacho de su edad, el cual era un correo para la tropa española y llevaba las órdenes de como atacar a la tropa francesa. Con esas órdenes que le llevó al Comandante, ganaron la batalla.
Entonces Pepe se dio cuenta de lo importante que era saber leer y entender lo que se lee.
Después se quitó las gafas y volvió al desván de la casa de su abuelo a que le enseñara a leer y escribir.
Pasados 23 años, Pepe se convirtió en un notario muy prestigioso.
AUTORA: Isabel Armijo Rusillo 4º A