Érase una vez un niño llamado Pepe, que tenía ocho años, al que no le gustaba leer, ni quería leer, ni sabía leer.
Un día por la mañana fue a la casa de su abuelo Tomás. Su abuelo le dijo que por favor le leyera una carta que le habían enviado por correo.
Pepe le dijo a su abuelo que no sabía leer y entonces el abuelo decidió ir al desván para buscar sus gafas de culo de vaso.
Mientras que su abuelo buscaba las gafas, Pepe rebuscaba. Vio un cuadro y sintió cierta curiosidad. En él había pintadas dos tropas. Pepe no tardó en distinguirlas por los colores de la vestimenta. Era la tropa española y la francesa. En una esquina del cuadro había un letrero.
¡Qué desgracia la de Pepe que al no saber no pudo leerlo!
Como no podía leerlo le preguntó a su abuelo qué ponía en esa esquina. Su abuelo lo leyó. Decía: "Ocurrió en Bailén".
Pasado esto, Pepe siguió rebuscando y a los pocos minutos encontró unas gafas similares a unas de bucear. Se las puso y cuál fue su sorpresa que se vio inmerso en la mismísima batalla de Bailén. Allí observó a un muchacho de su edad, el cual era un correo para la tropa española y llevaba las órdenes de como atacar a la tropa francesa. Con esas órdenes que le llevó al Comandante, ganaron la batalla.
Entonces Pepe se dio cuenta de lo importante que era saber leer y entender lo que se lee.
Después se quitó las gafas y volvió al desván de la casa de su abuelo a que le enseñara a leer y escribir.
Pasados 23 años, Pepe se convirtió en un notario muy prestigioso.
AUTORA: Isabel Armijo Rusillo 4º A
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